Aquí, de noche empieza a refrescar, dando pie a que la chimenea empiece a arder.
Nos gusta el calor que desprende, suave y agradable olor a leña, no siendo los únicos a quién gusta. Ella, Ronin, se cuela por la puerta y sin darnos cuenta se acurruca en el sofá, duerme largo rato, sin moverse, al calor de la chimenea.
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